sábado, 15 de enero de 2011

Descentralización y diseño curricular


                               José Ramos Bosmediano, miembro de la Red Social para la Escuela Pública en las Américas (Red SEPA, Canadá), ex Secretario General del SUTEP

 

Se ha venido exagerando la adecuación del currículo en el proceso de la descentralización de la educación al considerar que con la diversificación curricular se puede satisfacer las necesidades  y aspiraciones de las regiones y localidades en materia de educación y cultura.

Al respecto, es recurrente la crítica que se hace a los ejemplos que establecen los textos escolares cuando señalan elementos naturales y culturales de otras regiones, donde las especies vegetales comestibles son diferentes, o en el caso de los cuadrúpedos, aves y peces. Igual ocurre con la mención de hechos culturales, como el transporte, la propia alimentación, etc. Esta observación carece de valor pedagógico suficiente, pues al excluir el estudio de lo que podríamos llamar la "geografía alimentaria" de regiones que no son las nuestras, se estaría mutilando el estudio de las riquezas naturales de la nación.  El problema de fondo no está en "provincializar" o en "regionalizar" los ejemplos en  el proceso enseñanza-aprendizaje que, por lo demás, tiene, en sus fines, objetivos, métodos y procedimientos no solamente nacionales, sino universales, productos del desarrollo de la pedagogía como ciencia.  ¿En qué quedaría la interculturalidad como uno de los ejes pedagógicos?

Las bases pedagógicas del diseño curricular

Un diseño curricular es la articulación de un conjunto de orientaciones pedagógicamente establecidas para el tipo de educación y de sociedad que se proyecta en un país y sus regiones y que se plasma en el proceso enseñanza-aprendizaje en cada uno de los niveles y modalidades de la educación, siendo el centro educativo (inicial, primaria, secundaria, tecnológica intermedia y superior universitaria, con sus modalidades alternativas para la población desfasada y/o excluida de la formación regular) el eje básico de su ejecución.

Para un país y para sus regiones (o estados en los sistemas políticos confederados), el diseño curricular nacional se orienta por los fines de la educación, de los cuales se derivan los objetivos, hasta concretarse en políticas educativas y en prioridades educativas.  Los fines dependen de los principios de la educación que se adoptan, enmarcados en una filosofía de la educación determinada. Principios, fines y objetivos educativos constituyen las bases filosóficas de un diseño curricular.  Si los profesores, que son los conductores del proceso enseñanza-aprendizaje, desconocen las bases pedagógicas, o no las han internalizado y hecho suyos, mucho menos si no han participado en su discusión, es poco lo que pueden hacer para orientar coherentemente el proceso educativo.  Pero lo más perjudicial viene del diseño curricular mismo y de quienes lo elaboran introduciendo planteamientos curriculares contradictorios, pedagógicamente contrarios a los fines de una educación integral (principio de la integralidad).

Una segunda base pedagógica del diseño curricular son los lineamientos programáticos que se plasman en las políticas educativas y en las prioridades que se deben tener en cuenta en cada etapa de una reforma de la educación.  Los lineamientos más importantes que los sistemas educativos modernos han establecido, incluyendo los sistemas socialistas, son: la escuela pública como garantizadora de la gratuidad y la universalidad (educación en igualdad de oportunidades y educación para todos), que el neoliberalismo ha venido socavando en beneficio de la privatización de la educación, concordante con el modelo de economía de libre mercado; la formación politécnica, como expresión de la educación integral del niño y del adolescente en todo el proceso de la formación básica, de tal manera que esa formación tenga que ver con los aspectos psicomotores, afectivos, sociales, axiológicos y cognoscitivos, en función de la formación de una personalidad volcada al ejercicio de la ciudadanía, de la plasmación de una formación profesional al servicio de su país y de sí mismo, de amor al trabajo y la búsqueda de la justicia  la coeducación para todos los niños y niñas, como forma de integrar su formación y su vida en una comunidad humana de mutuo conocimiento y respeto y  el avance hacia la igualdad de derechos,  diferente a la educación sexista que aún se mantiene en no pocas escuelas del Perú, incluyendo, increíblemente, a una conocida "universidad femenina"; la educación laica, como expresión concreta de la separación entre el Estado y la religión, lineamiento que las sociedades avanzadas desarrollaron desde el siglo XVIII como pedagogía de la libertad y de la educación científica plena;  el financiamiento integral de la educación por el Estado, única garantía para que la escuela pública gratuita y universal no siga siendo una ilusión en el Perú.  Y consideramos también la planificación de la educación como la proyección sistemática del desarrollo educativo racionalmente trazada en función de las necesidades del desarrollo integral del país y de cada región con sus provincias y distritos; en este sentido, la diversificación curricular adquiere pertinencia cuando la orientación vocacional y la formación profesional deben asumirse concordantes con el proyecto de desarrollo nacional y los correspondientes para cada región: cómo integramos las profesiones modernas con las especialidades que requerimos en cada región, para qué tipo de economía, alimentación, investigación científica y tecnológica, etc., lo que nos lleva a cuantificar el número de profesionales que necesitaremos en las próximas décadas, a los cuales debemos formarlos adecuadamente. 

Una base de gran impacto en el desarrollo del proceso educativo es la metodología pedagógica, que comprende la didáctica y sus procedimientos y estrategias de aproximación a la búsqueda del conocimiento y de la práctica en todos sus aspectos (investigación científica, social y de la producción.  La metodología pedagógica no está desligada de la concepción pedagógica general adoptada, por tanto, es importante definir qué concepción metodológica orientará el diseño curricular: o la metodología operativa del constructivismo que nos ha impuesto el neoliberalismo, o la metodología socio-histórico cultural integrada a la escuela del trabajo.  La metodología de la enseñanza-aprendizaje comprende no solamente la relación maestro-alumno en la clase, sino el sistema de evaluación del aprendizaje, que no puede ser estandarizado como hoy se viene practicando, sino integral, sistemática, permanente y profundamente formativa.

Y están los contenidos curriculares, es decir los conocimientos y la práctica para acrecentar la formación de los estudiantes desde una visión analítica pero también totalizadora, como dominio de conocimientos especializados pero integrados como elementos del desarrollo cultural de la humanidad, es decir, con sentido interdisciplinario; visión que nos permite valorar y asimilar las ciencias naturales, las especialidades matemáticas, las del lenguaje que no sólo es comunicación, los idiomas extranjeros sobre la base del manejo correcto del idiomamaterno, la historia y la geografía, la economía y la filosofía, el arte, la educación física, las especialidades tecnológicas básicas, con tratamiento de profundización según el nivel educativo, de integración y complementariedad entre los sectores del conocimiento, sin exagerar la valoración de alguno de ellos y sin excluir a otros, como viene procediendo la pedagogía pragmatista-instrumentalista plasmada en el constructivismo y su "aprendizaje por competencias". 

Las bases sociales y económicas del diseño curricular

En primer lugar, ¿para qué realidades diseñamos el currículo?  Es indudable que, como país, necesitamos un diseño curricular nacional para avanzar en el proceso de formación de la nación y la cultura peruanas, ya que somos un país no solamente desintegrado físicamente, sino segmentado socialmente, sobre todo por las profundas desigualdades económicas y sociales que ha profundizado el neoliberalismo en los últimos 20 años.

Debe aquedar claro que no es posible proyectar una educación en cada región en contradicción con la educación nacional que necesitamos construir como proyecto educativo nacional.  De lo que se trata es de aplicar, creadoramente, el proyecto nacional a cada realidad regional concreta, desarrollando aquellos elementos culturales, tecnológicos, naturales de cada región para propiciar los cambios que las poblaciones anhelan.  Lo nacional es lo general que orienta científicamente la educación de acuerdo con la ciencia pedagógica.  Lo regional es lo particular que produce cambios en cada ámbito.  La relación entre lo nacional (general) y lo regional (particular) es dialéctica y complementaria, es decir, no antagónica.  Hoy aparece antagónica porque lo nacional no tiene en cuenta lo regional y porque es un sistema educativo realmente extranjero, una reforma neoliberal extraña a los intereses de desarrollo y soberanía del Perú. 

¿Cómo concebir la educación y el desarrollo cultural de Loreto, por ejemplo, de sus poblaciones nativas, de su población ribereña, bosquesinas ambas, cómo organizar la educación rural y fronteriza, la escuela del trabajo, la infraestructura educativa, etc.?  ¿Cómo hacer cumplir su papel a la Universidad Nacional que tenemos en Iquitos y cómo organizar las carreras tecnológicas intermedias, con qué especialidades? Son cuestiones, entre otras, que requieren respuestas urgentes que los gobiernos regionales que están pasando y los candidatos que buscan gobernar la región, sencillamente no tienen:

Las bases económicas del currículo están en las potencialidades del país y de las regiones para proyectar una nueva economía en función del desarrollo humano integral.  Proyectar una nueva economía requiere considerar el potencial humano, generacionalmente joven, que  requiere una preparación adecuada.  El principal factor del desarrollo es el hombre. Es el hombre que crea esa gran fuerza productiva: ciencia y tecnología.  Si formamos profesionales y trabajadores calificados con la orientación pragmatista de que cada cual busque su beneficio personal usando cualquier medio, lo que vamos a conseguir es seguir nadando en el atraso o, cuando más, en una sociedad dominada por pequeños grupos de "emprendedores" que se enriquecen a costa de la explotación de trabajadores baratos, cuando no con la apropiación de los recursos  del Estado.  Esta tendencia en el Perú y en las regiones debe ser revertida.

Una nueva base económica que se debe construir en el Perú y en cada región es la de una economía de desarrollo integral, de desarrollo autosostenido, y de desarrollo planificado para el largo plazo.   La economía primario-exportadora de hoy y su dominio por las transnacionales no nos augura ningún futuro de desarrollo humano.  Si sólo desarrollamos una agricultura para la exportación y no como base para la soberanía alimentaria ni del desarrollo de una pujante economía industrial, estaremos caminando por el mismo camino del atraso y la dependencia neocolonial

Lo que los candidatos vienen discutiendo no son los problemas fundamentales de la educación peruana.  Su visión no pasa de ofrecer  parches al actual sistema educativo en crisis.  La discusión, por ejemplo, entre Lourdes Flores y Susana Villarán en materia de educación, no está planteando nada nuevo de lo ya ofrecido y actuado por la reforma educativa neoliberal. Este clima nebuloso seguiremos viviendo, con toda seguridad, durante la campaña electoral del 2011.

Iquitos, octubre del 2010